Madurar,
es una palabra que muchos no saben utilizar, se le suele decir inmaduro a adolescentes
para arriba, cuando tienen un comportamiento infantil, pero no es así,
principalmente madurar es poder hacer las cosas por ti mismo, asumir si algo está
bien o no, y no pedirle a alguien que lo haga por ti o elija por ti. También saber
sobrellevar etapas no traumáticas, y poder cambiar las expectativas como la del
fracaso para seguir adelante. (Todo esto estudiado de Kant y su llamada
ilustración a la madurez)
Pero no
se habla de esa nostalgia una vez se ha madurado, una vez que te enfrentas a
una realidad, cuando ya no se tiene esa autonomía de hacer lo que te dé la gana
ya que estas cogido y aconsejado por las manos de familiares y amigos, de esa inocencia,
de esos pensamientos de no poder con una situación e incluso ponerla como el
fin del mundo al no tener ni idea, aunque esto a algunos adultos les sigue
pasando, y sin embargo se acaba saliendo como si nada. Ese cambio al darte
cuenta de que tienes que hacer las cosas por ti mismo y salir a caminar por tu propio
pie.
Por
ello aquellas personas que siguen siendo infantiles pero a la vez son tan
independientes a la hora de la verdad, son magnificas. Un mundo de imaginación
que aun no ha muerto, un sitio que te aleja por un momento de esta ajetreada y dura
realidad, así hacen que todo sea algo más fácil con esos métodos de escape. Lo
hacen cuando pueden: antes de dormir, en el autobús, mientras comen o en un
rato libre, van a encontrar un momento responsable en el que subir a sus nubes.
Cuando vuelven, están más relajados, puede que con el estrés algo nerviosos,
pero eso es lo que no se puede perder, no dejéis que maduréis en ese aspecto,
no os mudéis de vuestras nubes, haceros responsables de ellas. Son vuestro
mundo, y aunque eso parezca algo como “estas perdiendo el tiempo”, como he
dicho, es todo lo contrario si lo sabes usar, y es magnífico, lo habéis creado,
no dejéis que lo destruyan.